domingo, 30 de septiembre de 2012

ejercitando a cerda









Tome dos pares de pinzas japonesas y le coloque unas en sus pezones y el otro par en los labios de su raja, les colgue unos pesos asegurandolos para que no cayeran y le di un balón medicinal a la cerda, le ordene que juntara sus patas y saltara, le marque unas lineas y ella tenía que saltarlas, con sus pinzas moviendose ella sentia como sus pezones se le estiraban al impulsarse y caer, su raja tambien lo estaba sintiendo, yo le iba marcando el ritmo de sus saltos, ella me veía y asentía con su cabeza cuando le ordenaba saltar, su cara se llenaba de dolor pero me obedecía cuando comenzo a sudar le ordene dejara de saltar, me acerque a ella y le quite las pinzas, ella gimio al sentirse libre de la presión de las pinzas, le di unas palmadas a sus tetas y le jale los pezones.

Tome unas galletas y las hice trocitos, cuando tuve suficientes trozitos de galletas fui y las coloque en dos lineas separadas unos tres metros entre si, le dije que su ejercicio consistiria en andar a cuatro patas y lamer las lineas, limpiar bien el piso y cambiar al otro lado, tenía tiempo cuando le ordenara cambio se movería si dejaba trozitos la castigaría, le ordene comenzar y ella fue a cuatro patas a lamer los trozitos de galletas, fue lamiendo y casi terminaba cuando le ordene cambio, fui a ponerle otra linea mientras ella iba a cuatro patas a lamer la otra linea de galletas, lamia aprisa, no quería ser castigada, le dije
-¡cambio!
y ella regreso a cuatro patas, fui a ponerle otra linea de galletas y vi que no lo habia limpiado todo y así se lo hice saber
-vas a ser castigada no has dejado limpia ninguna linea
-si, Señor, acepto el castigo que me imponga
-cambio
ella fue por la otra linea de galletas y la lamia cada vez más aprisa apoyaba su cara en el piso y su lengua se movia aprisa, llevaba ya casi toda la linea cuando el ordene que cambiara, de inmediato se levanto y avanzo a cuatro patas a lamer la otra linea  deje que lamiera esa linea y cuando termino le dije que sería castigada cuando terminara su circuito de ejercicio.
-si, Señor, usted dispone, yo obedezco

Le puse un banquillo y le dije que su siguiente ejercicio consistiría en subir y bajar del banquillo aprisa, pero para que tuviera más esfuerzo le di unas pesas en las manos, le ordene que sacara la lengua y le puse unas pinzas en ella, y le ordene comenzara, ella empezo a subir y a brincar en el banquillo, se esforzaba y cada vez que subía los brazos con las pesas, le costaba y su hocico comenzo a babear por causa de las pinzas, su baba se formaba como un largo hilo y se movía arriba -abajo, le llevaba el ritmo y ella obedecía, sus tetas se bamboleaban y su baba se confundía con su sudor, ella sudaba y su baba seguia cayendo mojandola toda, cuando le ordene que parara ella solto las pesas y se arrodillo cansada.
Le dije que para terminar iba empujar con la nariz una pelota de ping-pong por la pieza de lado a lado ella vio la pelota y asintio, le dije que lo haría en linea recta si le pelota se salía de su control yo se la devolvería pero cada vez que la perdiera aumentaria su castigo, ella sonrio, sabía que sería castigada y ya lo estaba disfrutando

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