sábado, 21 de mayo de 2011

perrita

 
 
 
no fué fácil hacerme a la idea de que mi Amo me estaba
pidiendo empezar a exhibirme en público, sin embargo mi deseo inmenso de
obedecerle y agradarle es mas fuerte que el sentimiento de humillacion que me
producia aquello de llevar una campanita atada a una cuerda que sería mi unica
ropa interior, y hacerla sonar en público me cohibia tanto, sin embargo
convencida de que este es el camino elegido y confiando plenamente en lo que mi
Amo me ordena, finalmente me decidí y esto fué lo que paso.

 

Era una tarde tranquila en que de antemano habia decidido ir
de compras, así que se presentaba la ocasion ideal para llevar a cabo mi
tarea.

 

Me situé frente al espejo, totalmente desnuda, y con la cuerda
lista, un bello cascabel dorado colgaba, sonando para mi Amo.

 

El solo pensamiento de lo que ocurriría me habia excitado
tanto como tanto me habia avergonzado el aceptar que soy su putita, que lo soy
tanto que habia accedido a dar este paso.

 

Coloqué la cuerda entre mis piernas y jalé para que se
introdujera en mi rajita ya humeda, el cascabel colgando, sonaba al compas de
los movimiento de mis manos, provocando que mi cara se tiñera de rojo de pensar
en el sonido en publico.

 

Ate la cuerda a mi cintura, y decidida a no dar marcha atrás,
me vestí cuidadosamente.

 

Escogí una falda corta con cierto vuelo, que se mueve al
compas de mis pasos, en color negro de una tela suave y ligera, y una blusa de
seda en color neutro, con botonadura de perlas, decidí no usar medias y me calze
unas sandalias negras de tacón alto

 

Al caminar hacia la puerta el cascabel emitia su sonido, lo
que provocó que el personal de servicio se sintiera confundido queriendo saber
de donde provenia el sonido. Con la verguenza amenazando con desbordar mis
lágrimas continué con mi camino sin voltear.

 

LLegué al centro comercial y concentrada en el deseo inmenso
de complacer a mi Amo entré sin más, recorriendo los pasillos y deteniendome
ante algunos aparadores, había perdido la noción de que era exactamente lo que
quería comprar solo pensaba en lo que sucedia en mi mente y entre mis piernas,
preguntandome hasta donde sería capaz de llegar.

 

Tal y como se me indicó, cuando llegaba a algún aparador donde
había más personas observando, me movia de forma que el cascabel sonara,
haciendo que los mas curiosos trataran de ubicar la procedencia del sonido, y al
retirarme podía sentir las miradas sobre mi espalda o mejor dicho sobre mi culo
que seguia moviendose al compas de mis pasos en tacones altos.

 

Poco a poco, fui haciendolo mejor, era mas facil hacer sonar
el cascabel y cuando entré en una tienda departamental grande y muy elegante,
comencé a buscar los departamentos donde haria sonar la musica entre mis
piernas, sintiendome cada vez mas excitada y mas putita, gozando con la idea de
que si mi Amo estuviera conmigo vería orgulloso como avanzo en mi eduación,
deseosa de seguir a su lado.

 

Finalmente despues de recorrer los pasillos de ambos pisos, me
decidí por el departamento de caballeros, en el area de ropa sport había un
joven muy agradable encargado de atender a la clientela y hacia allá me dirigí,
diciendo que buscaba comprar algunas camisas para mi Señor, lo cual era cierto
solo en parte porque realmente las compré para mi hermano, pero el comentario le
hizo poner cara de extrañeza. Y empezamos el recorrido entre la ropa, haciendo
sonar mi musica en los momentos menos previstos, finalmente el encargado tuvo
una idea mas clara de donde provenia el sonido, y noté el bulto dentro de sus
pantalones, en ese momento, se volvió más agradable al atenderme y no podia
dejar de mirar hacia mis piernas, casi sentía que me levantaba la falda con la
mirada, pero mantuvo su compostura hasta que tuvo oportunidad de mostrarme algo
de los anaqueles mas bajos y  no hizo intención de agacharse, espero a que yo lo
hiciera, fué un momento muy humillante, pero sabía que debía aprovecharlo y
hacer que el cascabel sonara en toda su hermosura, lo hice un poco turbada, y ví
su expresión cuando al levantarme la falda mostró un poco más de lo que ya de
por sí mostraba, entonces sentí con intensidad su mirada llena de deseo y me
sentí realmente humillada, y tan puta que me costó contener las lagrimas, cuando
finalmente terminé de escoger lo que compraría, sentía que no podría controlar
más las lágrimas de la verguenza de haberme exhibido de esta manera, pero sonreí
satisfecha y podía sentir como mi humedad empezaba a escurrir, el joven que me
atendió, cuando me entregó el paquete con mis compras me dedicó una mirada y una
sonrisa que delataban su excitación y me dijo que había sido un verdadero placer
atenderme, y dijo que esperaba que lo escogido fuera del agrado de mi Señor, que
tan buen gusto tenía.

 

Le sonreí, agradeciendo sus atenciones y diciendole que si mi
Señor quedaba complacido, volvería por algo más para él en un futuro. Haciendo
sonar mi cascabel, salí de allí sin poder contener más las lágrimas, pero feliz
de haber cumplido con mi tarea y deseando tener la autorización de mi Amo para
tocarme y hacer explotar el orgasmo que amenazaba con llegar sin control. Pero
recordando que debo controlarme hasta que mi Amo me conceda el privilegio.

 

Mi Querido Amo, sé que aún me queda mucho por aprender, le
agradezco tanto el que me haya llevado hasta este punto, y le suplico continue a
mi lado.

 

Espero verle pronto, mientras con todo mi respeto, me atrevo a
besar sus pies.

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